Alma vive en un lugar conocido por cada uno de nosotros. Alma nos susurra canciones de cuna para calmar nuestras noches oscuras, y nos despierta con el canto del nacimiento de un nuevo día lleno de alegrías y de ilusiones. Todos conocemos a Alma... sólo que......hemos dejado de escucharla.

Coloca una mano sobre tu vientre y reposa la otra sobre tu corazón. Si silencias durante unos instantes la perturbadora voz que nace de tu cabeza controladora y racional, permitirás que la voz de tu Alma se exprese y hable. “¿Qué me dirá? “Te preguntarás. No tengas miedo. Te hablará de cosas bellas. Sobre el amor, sobre la belleza. Te leerá textos enriquecidos de dulces palabras, y te dirá sin miedo todo aquello que un día no quisiste escuchar pero que siempre deseaste realizar. No te confundas. El Alma no es un ser diferente a ti, ni está separado de ti. El Alma eres tú.

Así es como empecé a permitir y a sentir mi Alma, y así es como empecé a escribir cuentos. Lo que escribo nace de mi corazón y va directo al corazón. Sólo hay que abrirse para recibir la sencillez de sus palabras, y sólo hay que ser, para que el día en que creas que nada tiene sentido, la voz de estos relatos, den aliento a tu desesperanza y alegría a tu nostalgia.

Soy y seré un canal para que historias como estas broten de mi alma, y para que mis pequeñas manos, de dedos cortos y achatados, sean el instrumento idóneo para imprimir en una hoja en blanco lo que día a día la vida me va cantando.

Con mucho amor.....

el Alma del ser que se hace llamar Mireia

jueves, 1 de diciembre de 2011

Diálogos con mi corazón

El corazón me late con fuerza. Puedo oír cada uno de sus golpes a ritmo. Marcando el compás, descifrando una nueva melodía. 
¿Qué quieres decirme?, le digo en un susurro.

-Que no sufras. Que el amor es un arte al que también hay que darle espacio. El espacio que le permita manifestarse, descrubrir la realidad de su esencia, de su entrega...

- Pero ese vacío es doloroso, desconocido. Anclado en mi vientre sin permiso. Me siento extraña, como si me hubieran arrancado un trozo de raíz. Pequeño, pero más que suficiente para sentir el desgarro.

- La raíz vuelve a crecer si eres capaz de trasplantarla a otro pedazo de tierra fértil. Siembra una nueva semilla que te pertenezca, que arraige con fuerza, que tenga la valentía de atravesar el suelo árido y seco, y que ofrezca como fruto un árbol grande y generoso. No hay nada más bello que llenar la soledad con el amor propio. Si quieres compartir ese amor con otros, antes deberás saber apreciarlo por ti misma. Saborearlo, alegrarte de tu total plenitud.

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Después de estas palabras mi corazón se silencia. Sigo escuchando el "pum, pum" de sus latidos. Sigo sintiendo una melodía melancólica. Aunque, seamos sinceros, hay momentos en que una guitarra se presenta marcando el ritmo alegre de una rumba. ¿Cómo los sé? porqué al escribir estas palabras puedo ver la tímida sonrisa que se esconde bajo mi desnuda tristeza.


Mireia

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