Alma vive en un lugar conocido por cada uno de nosotros. Alma nos susurra canciones de cuna para calmar nuestras noches oscuras, y nos despierta con el canto del nacimiento de un nuevo día lleno de alegrías y de ilusiones. Todos conocemos a Alma... sólo que......hemos dejado de escucharla.

Coloca una mano sobre tu vientre y reposa la otra sobre tu corazón. Si silencias durante unos instantes la perturbadora voz que nace de tu cabeza controladora y racional, permitirás que la voz de tu Alma se exprese y hable. “¿Qué me dirá? “Te preguntarás. No tengas miedo. Te hablará de cosas bellas. Sobre el amor, sobre la belleza. Te leerá textos enriquecidos de dulces palabras, y te dirá sin miedo todo aquello que un día no quisiste escuchar pero que siempre deseaste realizar. No te confundas. El Alma no es un ser diferente a ti, ni está separado de ti. El Alma eres tú.

Así es como empecé a permitir y a sentir mi Alma, y así es como empecé a escribir cuentos. Lo que escribo nace de mi corazón y va directo al corazón. Sólo hay que abrirse para recibir la sencillez de sus palabras, y sólo hay que ser, para que el día en que creas que nada tiene sentido, la voz de estos relatos, den aliento a tu desesperanza y alegría a tu nostalgia.

Soy y seré un canal para que historias como estas broten de mi alma, y para que mis pequeñas manos, de dedos cortos y achatados, sean el instrumento idóneo para imprimir en una hoja en blanco lo que día a día la vida me va cantando.

Con mucho amor.....

el Alma del ser que se hace llamar Mireia

El Joven de la Cabaña




"El Ángel"
Para Eduard




   En una región no muy lejana, entre el mar y las montañas vive un joven en una pequeña cabaña.
Cada día va al bosque a buscar flores y a hablar con los árboles y los animales que por allí habitan.
Cuida su pequeño huerto con mucho amor y delicadeza y vive con el una gata que en sueños le visita para contarle historias fantásticas.
Es un chico muy, pero que muy afortunado...le encantan los yogures, y como es un alma buena y generosa, Dios quiso ponerle cerca de su casa una pequeña fábrica de yogures, así muy a menudo, dando agradables paseos podía acercarse hasta allí y visitar al pastor y a todo su rebaño de ovejas.
Cuando era niño, la música había sido su gran maestra. Se pasaba la mayor parte de su tiempo tocando instrumentos de todo el mundo.
Para él, la música es el lenguaje del alma, el lenguaje de Dios.
Ahora toca una flauta mágica. Su sonido es tan agradable que llega a todos los rincones del frondoso bosque, y deleita a todos los seres visibles...y a los no tan visibles que por allí viven.
   Nuestro amado joven, a veces se sentía un poco triste porque no tenía muchos amigos y poca gente venía a visitarle. La mayor parte de la noches se pasaba mirando el cielo estrellado y preguntándose cuál era el motivo por el que siempre se sentía tan solo.
Un día, mientras paseaba por el bosque, un ángel vestido con grandes alas doradas y un traslúcido vestido blanco se le acercó, le envolvió en un profundo abrazo, y dulcemente le preguntó:

-Tu tristeza nos llega a lo más profundo del alma. ¿A qué se debe que algunas veces pierdas la esperanza y te sientas tan perdido? He aparecido ante ti  para que expreses todo lo que sientes y me comuniques tus inquietudes, para que desde nuestros corazones podamos darte respuestas.
  
El joven, con los ojos húmedos, mezcla de la emoción y de tener ante sí un ser tan bello, no sabía que responder. La verdad es que era feliz, pero reconocía que a veces la desesperación le llegaba hasta el corazón y eso le producía una profunda tristeza. Siempre sentía a sus guías y a los ángeles muy cerca, pero tenía días en que se sentía abandonado a las manos de Dios (¡nunca mejor dicho!):
­-Me siento muy amado por vosotros y por todos los seres del bosque, pero a veces la soledad me abruma. Llevo mucho tiempo viviendo solo y no me relaciono con mucha gente. Muchos días me siento abatido y triste, sin poder explicar a nadie todo lo que estoy viviendo. Ahora que estoy aquí a tu lado, que puedo sentirte y verte, dime a qué se debe que me sienta tan desdichado - le preguntó el muchacho dando un profundo suspiro.

El ángel le miró dulcemente. Le cogió las manos, le apartó del rostro un mechón de su cabello y le dijo:

-Tus rizos son iguales a los nuestros. Pronto reconocerás los mismos en otras personas. No desesperes, tu soledad se debe a tu evolución como ser divino que eres. Somos muchos los que te amamos. Estás equilibrando tu vida, estás solucionando karma.
Has sido una persona rodeada de más personas y ahora te encuentras solo (aunque recuerda que tu soledad es sólo una ilusión).
Estás aprendiendo a amarte, estás naciendo de nuevo. Como nuevo ser que eres aparecerán nuevas amistades. En el fondo de tu corazón tienes cada una de las respuestas, pero es normal que te sientas así, forma parte del proceso.
Nosotros siempre estaremos contigo. Nunca estás solo. Y tu camino cada día es más amplio y brillante.
Sabes que estás llegando, sabes que caminas en la dirección correcta. Lo sabes todo. Eres como un flor o como un árbol que crece cada día.
No quieras correr, porque para ser una de estas grandes encinas hay que ser respetuoso con el ritmo personal, que también es el ritmo del universo.

   Al finalizar estas bellas palabras, el ángel le dio un beso en la mejilla y desapareció. Lo último que vio nuestro querido amigo fue una mariposa que se posó en su brazo y que alzó el vuelo para revolotear entre los árboles.
El joven se levantó de la roca en la cual estaba sentado y continuó, algo confuso, su camino para volver a casa. Se sentía extraño. En él se mezclaban sentimientos de alegría y de desconcierto. De fe absoluta y de incredulidad. Estaba tan absorto en sus pensamientos que no reconocía lo que estaba pasando a su alrededor; hasta que oyó un voz que le susurró al oído:

- No vivas en tu mente. Sal afuera. Mira lo que está pasando. Es tu vida. ¡¡Vive aquí !!
   El joven permitió que todos aquellos pensamientos engorrosos se esfumaran por sí solos y observó cada rincón del bosque por donde estaba paseando, descubriendo con gran sorpresa cómo los árboles, los insectos y los animales....le saludaban a su paso.
   Mientras paseaba saboreando el nuevo aroma que el aire del bosque desprendía, y se deleitaba con aquel maravilloso paisaje iluminado por el sol, se detuvo ante un roble, viendo con asombro como el árbol se transformaba y adoptaba forma casi humana:
 - Pronto nos encontraremos - le dijo .- Yo formaré parte de tu vida.
Tú y yo seremos grandes amigos. Me reconocerás cuando aparezca en tu vida. Y observa que cada planta, cada roca, ante tus pasos tomarán forma humana; porque serán las personas que irán apareciendo en tu vida para formar parte de ella, para compartirla contigo.

   Aquella forma humana volvió a transformarse de nueve en árbol como por arte de magia, mientras el joven comprobaba que las palabras recitadas por su nuevo amigo eran ¡totalmente ciertas! Porque mientras caminaba, cada ser de la naturaleza tomaba forma de ser humano  y se presentaba ante él a la vez que le narraba bonitas historias, le abrazaba y le animaba.
El joven, después de aquella corta pero intensa experiencia volvió a su pequeña cabaña feliz y tranquilo. Ahora entendía que todo iría llegando a su ritmo. Dio de comer a su gata y se sentó bajo su gran amigo el ciruelo a tocar la dulce flauta.

"El Roble"
   Y  deseando que este bello cuento os haya gustado, ¡dejaremos que día tras día se siga contando!