Alma vive en un lugar conocido por cada uno de nosotros. Alma nos susurra canciones de cuna para calmar nuestras noches oscuras, y nos despierta con el canto del nacimiento de un nuevo día lleno de alegrías y de ilusiones. Todos conocemos a Alma... sólo que......hemos dejado de escucharla.

Coloca una mano sobre tu vientre y reposa la otra sobre tu corazón. Si silencias durante unos instantes la perturbadora voz que nace de tu cabeza controladora y racional, permitirás que la voz de tu Alma se exprese y hable. “¿Qué me dirá? “Te preguntarás. No tengas miedo. Te hablará de cosas bellas. Sobre el amor, sobre la belleza. Te leerá textos enriquecidos de dulces palabras, y te dirá sin miedo todo aquello que un día no quisiste escuchar pero que siempre deseaste realizar. No te confundas. El Alma no es un ser diferente a ti, ni está separado de ti. El Alma eres tú.

Así es como empecé a permitir y a sentir mi Alma, y así es como empecé a escribir cuentos. Lo que escribo nace de mi corazón y va directo al corazón. Sólo hay que abrirse para recibir la sencillez de sus palabras, y sólo hay que ser, para que el día en que creas que nada tiene sentido, la voz de estos relatos, den aliento a tu desesperanza y alegría a tu nostalgia.

Soy y seré un canal para que historias como estas broten de mi alma, y para que mis pequeñas manos, de dedos cortos y achatados, sean el instrumento idóneo para imprimir en una hoja en blanco lo que día a día la vida me va cantando.

Con mucho amor.....

el Alma del ser que se hace llamar Mireia

viernes, 23 de diciembre de 2011

Árbol de Invierno

Finalmente cayó mi última hoja”, se dijo a si mismo el árbol.
Ahora mostraré mi cuerpo desnudo sin flaqueza. Amaré con toda mi alma la última rama. La que se quebró cuando el viento enfurecido vapuleó a su antojo. Tendré paciencia, porque ahora mismo me siento vulnerable y débil a pesar de tener mis raíces bien enterradas en la tierra. Al llegar la estación que se tiñe de blanco me muestro tal y como soy; con mi corteza desquebrajada, mis gruesas y finas ramas...Sentiré como el tímido sol de este invierno calmará mis tristezas y mis males. Dejaré que el frío cortante del aire que sopla al amanecer cure mis heridas abiertas. Confiaré en la tierra que dará alimento a mi savia para que en la próxima primavera mis hojas vuelvan a crecer con fuerza. Y sobre todo amaré.
Amaré a cada pájaro que se pose en mi a descansar, a cada gato que afile sus uñas en mi vieja corteza. A cada hombre que repose su espalda en mi tronco para meditar. Porque si una cosa he aprendido de éste mundo es que todos venimos de la misma madre. La madre tierra. Y ella nos acoge a todos por igual.”

 el alma del ser que se hace llamar Mireia

Y ahora cierra los ojos y siente esta canción...



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